Al responder a esta pregunta hay que evitar tanto la negativa absoluta como la tendencia a poner el profesor particular cuando no hay necesidad suficiente.
Antes de contratarlo hay que poner todos los medios para resolver las dificultades y limitaciones. En primer lugar, asegurarnos de que el hijo pone todo su esfuerzo para superar los problemas; en segundo lugar, los padres han de interesarse por las tareas para casa y ayudarle con prudencia; en tercer lugar, habría que hablar con el tutor del centro educativo y hacer un plan de ayuda conjunto entre profesores y padres. En muchas ocasiones con estas ayudas complementarias se pueden superar los baches que cualquier estudiante encuentra en su camino.
Si a pesar de todo no se consiguen los objetivos apetecidos se puede tomar la decisión de poner un profesor particular. Hay que delimitar en qué asignatura o en cuáles es necesario, durante cuánto tiempo y qué tipo de ayuda. Estos aspectos hay que estudiarlos y concretarlos con el profesor del centro educativo, que junto con los padres, conoce bien las dificultades del chico.
La misión del profesor particular no es hacer los deberes del chico y reducir su trabajo, sino orientarle y ayudarle para que supere las dificultades de aprendizaje con el esfuerzo personal. En otras ocasiones este profesor deberá afianzar los conocimientos previos para conseguir una buena «base» y explicar conocimientos que el alumno no ha adquirido satisfactoriamente.
A lo largo del curso el profesor particular es conveniente que tenga conversaciones con el profesor de la asignatura con el fin de que ambos trabajen con criterios comunes y su tarea sea complementaria.
Arturo Ramo
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