Análisis de la situación educativa actual

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   Se dice con mucha frecuencia, que la educación es una tarea conjunta entre padres y profesores. En realidad, intervienen muchos más elementos: familiares, entorno, medios de comunicación,…etc. También es una tarea inacabada, dura toda la vida. En algunas culturas, hace falta una tribu, para educar a un solo individuo. Pero, ¿qué ocurre en nuestra sociedad en educación?

   Quienes tienen la responsabilidad de educar a sus hijos son los padres. Algunos padres, eludirán esta difícil tarea, argumentando además de tener poco tiempo, no estar capacitados; ellos no fueron al colegio, instituto o universidad, y los que sí tienen una formación adecuada, están muy ocupados, dado que ambos trabajan y casi no les queda tiempo para estar con sus hijos; mucho menos para educarlos, con lo que ello supone de esfuerzo, paciencia, disciplina, perseverancia…

   En fin, no están dispuestos a renunciar a su ritmo de vida, ni valoran el “sacrificio” como una cualidad; a diferencia de la generación anterior, que ya en su condición de abuelos, son los que en muchos casos, cuidan y “educan”, a sus nietos, desposeídos de la energía de antaño y con unos niveles de exigencia y permisividad desajustados; además, en algunas ocasiones, lejos de obtener el agradecimiento y reconocimiento de sus hijos, son el blanco de críticas, desaprobaciones en público, incluso delante de sus nietos, con lo que quedan desautorizados ante los mismos, en próximas actuaciones, por lo que eligen “pasar”, no mostrando la firmeza y convicción que las situaciones exigen , en la relación con sus nietos.

   Si a esto le añadimos, su necesidad de afecto, nos encontramos a niños capaces de manipular, someter, amenazar a adultos, en edades muy tempranas: “Se lo voy a decir a mi madre cuando venga, ahora mismo la llamo, te va a regañar, te va a echar…”, esto último lo suelen decir a cuidadoras.

   Hay otros niños, que han tenido la fortuna de ser atendidos por unos padres, abuelos, cuidadoras, conscientes de la importancia de la educación en los primeros años, a quienes todos deberíamos mostrarnos agradecidos.

   Así, cuando algunos niños llegan a educación infantil, a sus tres añitos, arrastran un historial de éxitos en sus “batallitas”, con los adultos, más vulnerables.

   Por no hablar de los intentos de manipulación a sus padres, especialmente a la madre, que algo culpabilizada por no haber podido darle toda la atención y afecto sincero que siente, no duda en compensar a su “indefenso tesoro” con todo tipo de juguetitos, para así, hacer un poco más feliz a su hijito del alma, por quién daría la vida , estaría dispuesta a matar, mucho más a abroncar a cuidadoras, abuelos, que sufren pacientemente , al pequeño aprendiz de tirano, mimado y consentido por su “mami”; el padre para no ser menos, y porque a su hijo no le falte de “na”, no dudará en obsequiarle con todo tipo de artilugios, de última generación.

   A edad muy temprana, algunos niños, están tan saciados, que no saben qué hacer para llamar la atención. Su frase favorita suele ser: “me aburro” “jo, qué asco”. Es evidente, que han conseguido todo, a cambio de nada. Los abuelos y demás cuidadores, le han puesto la “tele” para poder descansar de ellos, y se han tragado todo tipo de programas, de la llamada “telebasura”, con unos modelos a imitar, no precisamente adecuados su edad, de los que banalizan la violencia…

   Sus padres no tardan en regalar a cambio de nada, repito, video consolas, móviles, ordenadores con jueguecitos nada educativos, invitación a la violencia, cuando no a visitar al oculista, dada la enorme cantidad de horas que pasan inactivos, fijando la vista en estos aparatos…

   Podríamos seguir hablando, de los “tics”, gestuales y expresivos, que desarrollan, ante los juegos cibernéticos; diálogos agresivos, golpes, insultos…, que se ponen de manifiesto, cuando no obtienen lo que desean, evidenciando su escasísima resistencia a la frustración, ya que como todo lo han conseguido a cambio de nada, no valoran esfuerzo alguno.

   El portarse bien, no les aporta beneficio inmediato, por lo que no están acostumbrados a aplazar la gratificación, ni a regular o controlar sus emociones, ni su comportamiento. Luego esos tics, que nadie ha corregido, no vayamos a darle un mal rato, al rey de la casa, en ocasiones, con el tiempo, se convierten en trastornos de conductas y personalidad, impulsividad exagerada, que entra en conflicto con el entorno escolar, donde el niño, está obligado a convivir con los demás, a respetar unas normas, a tener unos límites…

   La madre agobiada porque a su hijo no lo entienden en el colegio, habla de la ineptitud de los docentes, que no saben adaptarse a su “prenda”, reforzando el comportamiento inadaptado de su hijo, haciéndole un flaco favor; al buscar la responsabilidad en el exterior, contribuye a perpetuar el problema.

   No estamos hablando del síndrome de déficit de atención e hiperactividad, que según algunos investigadores, obedecen a causas biológicas, debido a un funcionamiento inadecuado de dos neurotransmisores. No, nos estamos refiriendo a niños, que centran muy bien toda su atención, con las maquinitas, video-juegos…etc., y que no son objeto del citado síndrome.

   A estos niños, se les puede ayudar a resolver el problema, pues además de haber muchas causas, hay que reestructurar la relación familiar, proponiendo pautas de actuación educativas, que superadas las resistencias iniciales tanto de la familia, para asumir su responsabilidad e implicación, como del niño, lograrán superar la situación.

   No olvidemos que el niño ha estado insaciable, consumiendo, programas, juegos…, sin control alguno; se aburre en clase, porque allí no le dan, todo lo que pide, de ahí, que desatienda en clase, se muestre inquieto, impulsivo, nervioso, hiperactivo.

   Cuando los niños, crecen mimados y convencidos de que pueden obtener todo lo que desean, la escuela representa un brusco despertar, porque han de relacionar por primera vez en su vida, que para obtener cosas, buenas notas, respeto de los compañeros…etc., han de esforzarse en atender, estudiar, respetar a los otros…

   Con el tiempo, la madre que había sobreprotegido a su hijo, sufre las agresiones y maltrato de este niño “malcriado”, y pide ayuda al psicólogo, servicios sociales…, quienes ayudan a restablecer la situación, en el mejor de los casos. En el peor, a estos niños se les interna y aísla en centros especializados con, problemas de conducta y personalidad, siendo difícil reestructurar y normalizar la situación familiar, del “niño problema”. Recuerdo un reportaje en la tele, donde un niño de nueve años, que estaba en un centro de éstos, solo mostraba agresividad ante la madre, a la que golpeaba, tiraba objetos, insultaba, en el medio familiar, cuando el niño iba de fin de semana.

   El niño expresaba su rechazo a la madre, por su situación de abandono. La sobreprotección de la madre hacia su hijo, ocultaba un profundo sentimiento de rechazo hacia el mismo, a quién culpabilizaba de parecerse a su padre, en sus manifestaciones agresivas. La situación se estaba haciendo insoportable para ambos y difícil de solucionar. Pero las cosas, no ocurren de repente. Hay unos antecedentes, que nos van dando pistas, y en base a ellas debemos ajustar nuestra conducta.

   No pretendemos agobiar a los padres, culpabilizándoles por sus errores a la hora de educar a sus hijos: dar hábitos, valores, normas, desarrollar actitudes…

   Por cierto, hay padres que no se van a dejar agobiar, pues los valores antisociales, que ellos dan a sus hijos, como por ejemplo que está bien robar, chocan con los que desde los centros educativos pretendemos dar.

   Es sobradamente conocido que de padres iguales, salen hijos bien distintos. Toda la responsabilidad no es de los padres. También los hijos, tienen una muy importante capacidad de elegir y resultado de estas elecciones, se va conformando su carácter y personalidad, en interacción con el medio.

   Desde luego no vamos a olvidar el carácter socializador que tiene el grupo de iguales. Los hermanos suelen educar a los pequeños, en algo tan sencillo, como es el no considerarse el centro del universo, problema que suelen presentar algunos hijos únicos.

   Queremos desde aquí, animar a los padres, a que no tiren la toalla, en su encomiable labor. Todos cometemos errores, y a nadie le dan un cursillo para ser padres. Escuchamos a veces a algunos decir, que hagan lo que hagan, luego como en la sociedad, o en la escuela, los más mal educados, y “chorizos”, son los que sus hijos imitan, nada tienen que hacer, pues les tiran abajo su proyecto educativo.


   A veces, el desaliento y desánimo, se apoderan hasta de los más tenaces, pero no se rinden, y saben estar como padres, no como colegas de sus hijos, sino ayudando, comprendiendo, aceptando, pero también poniendo normas y límites; con derecho a equivocarse y rectificar, perdonarse y perdonar, porque además, consideran que lo más razonable es que ejerzan su responsabilidad de educar a sus hijos, y por ello, se interesan por el grupo de amigos, de sus hijos, desde pequeños.

   Luego, en los institutos, sabedores de la influencia del grupo, sobre los adolescentes, estarán pendientes, para que ésta sea lo menos perniciosa posible. Es muy importante que en esta difícil etapa, los padres se acerquen a menudo por los institutos, tomen conciencia de la realidad del mismo, hablen a menudo con los tutores y profesores, sobre la marcha de sus hijos, y participen activamente en los órganos de decisión, o al menos, acudan a las reuniones de los padres, para aclarar los criterios legales de agrupamiento de alumnos, y su posterior concreción de cada instituto, u otras consideraciones de su interés.

   Lo triste en los institutos, es que cada año cambian los alumnos de tutor, y de profesores, con lo que no se consigue profundizar en los acuerdos, que se toman, ni mejorar la calidad de la relación educativa, que exigiría más tiempo. De ahí, que apostemos por la continuidad de los tutores en los institutos. Es una pena, que siendo esta etapa tan importante, se diga que por problemas organizativos, no se puede dar la respuesta que demanda el adolescente, y los abandonemos a su suerte.

   Os advertimos, que al igual que nos sucedió a nosotros con nuestros padres, en relación al inevitable conflicto generacional, a ellos también les sucederá. Esto no debe llevarnos a frustración alguna. A los padres, los entendemos mejor, cuantos más mayores nos vamos haciendo. Es ley de vida.

   Hay algunos padres, que por temor a parecer autoritarios, o excesivamente rígidos, ejercen su paternidad de manera indolente. Son flojos para poner normas, amonestar, sancionar…, no vayan a traumatizar a sus hijos. Temen cometer los mismos errores, que sufrieron en su infancia, y son muy permisivos en sus relaciones con sus hijos. No es que sean flexibles, es que confunden a sus hijos, con un toque de pseudointelectualidad ambigua…(¿quién soy yo, para decirle lo que tiene que hacer, ponerle normas…? ). Luego, cuando la situación se hace insoportable, quieren arreglarlo todo rápidamente y de forma contundente, y esto no funciona así.

   Otros sencillamente pasan de sus hijos: que los eduque la calle, la escuela, la sociedad…; pero son muchos los comprometidos con su tarea y a quienes repito la sociedad agradece, porque hay un abismo entre un niño bien educado y un candidato a “niño -adulto problema”.

   Tengo un amigo maestro jubilado, que me dice, que desde que la mujer se incorporó masivamente al mundo laboral, y dejó el cuidado de los hijos, en los tres primeros años, los problemas de indisciplina en la escuela se han visto multiplicados.

   Naturalmente hay otros muchos factores, y no aboga porque la mujer deje de trabajar, pero no le falta razón, cuando acentúa la importancia de este tramo de edad; de ahí, que alguna de las sociedades más avanzadas, empiecen a regular ayudas, que incentiven una mejor y mayor atención a los niños pequeños, posibilitando el que algún padre pueda compatibilizar su trabajo con la no menos importante tarea de cuidar, disfrutar y educar a su hijo. También aquí, la picaresca, podría aparecer, de ahí, que la medida no se haya generalizado; aparte de la carga económica que dicha medida pudiera conllevar.

   Por otra parte las guarderías, que tienen personal cualificado, se nos antoja que puede ser la solución actual más efectiva, siempre y cuando su cobertura se extienda a toda la población, sin discriminación alguna.

   No está de más recordar que la mayor responsabilidad en educación, la tiene la administración. En este momento es obligatoria y gratuita, al menos teóricamente, hasta los 16 años. Parece un contrasentido, lo de la obligatoriedad, por eso de que a nadie se le puede obligar a aprender algo, o a educarse, contra su voluntad, y si no, que se lo pregunten a algunos alumnos y profesores de la ESO; los primeros se sienten “secuestrados”, los segundos “carceleros”. O a los padres de éstos, que son llamados al orden por asistentes sociales, jueces, etc., si no obligan a su hijo a permanecer en el instituto.

   Respecto a la gratuidad, hemos sufrido el negocio de algunas editoriales, cambiando de textos casi anualmente, sin acatar la continuidad de los mismos, durante un mínimo de 4 años. Hoy se han adecuado a la normativa vigente. La política de ayudas y becas, intenta llegar a la población más desfavorecida. Sin embargo, ha habido años atrás, políticas de discriminación positiva, con resultados mejorables. Se daban libros gratis anualmente, a algunos alumnos, que ni los aprovechaban porque no les interesaban, ni los entendían por la tristemente famosa promoción automática, ni los cuidaban, porque al ser gratis, no los valoraban.

   La alternativa a las editoriales, eran los bienintencionados maestros, que intentando adaptarse a los diferentes ritmos de sus alumnos, fotocopiaban, o creaban, a blanco y negro, incluso, con máquinas de fabricación casera, el material educativo. Otras veces, creaban fondos de libros, con los padres, que iban pasando de una promoción a otra. Esta última medida, todavía nos sigue pareciendo eficaz, y sigue vigente dada su operatividad.

   Afortunadamente, hoy la situación ha cambiado, y los centros disponen de medios mucho más avanzados. Es de destacar y elogiar, la apuesta por el futuro, que la administración educativa está realizando por modernizar tecnológicamente los centros de enseñanza. Buena prueba de ello, son los centros *TIC, que en general suponen una notable mejora significativa.

   En el párrafo anterior, he puesto centros de enseñanza y no de educación, por solidaridad con los más veteranos enseñantes de secundaría. Personalmente me identifico mucho más, con centros de educación. Sin embargo, en los últimos años, ha habido una persecución soterrada intelectual, por distintos medios, hacía los profesores de Institutos, que simplemente intentaban enseñar su materia, haciendo el trabajo, para el que se les había contratado.

   Un ejemplo de esto, lo escuché por radio, hace un par de semanas, en un programa de gran audiencia, donde un ilustre personaje en el ámbito educativo, a quién respeto y admiro, venía a decir: “que se vayan” de los institutos, los profesores que no acepten, que su principal tarea es educar, por encima de enseñar su asignatura. Me llamó la atención, el tono agresivo que empleó, nada habitual en él. Sé que es una persona muy ética y comprometida con la educación, con los valores, con la sociedad.

   Quiero pensar, que tuvo un mal día, por la forma de expresarse, y sobre todo, por su incapacidad para ponerse en el lugar de sus compañeros de instituto, que no son tan vocacionales como él, o sencillamente que piensan diferente.

   No   olvidemos, que antes venían a los institutos, los alumnos que querían estudiar. Hoy estos profesores, han tenido que hacer el esfuerzo de adaptarse, a una situación completamente diferente a la que siempre tuvieron. Algunos se sienten “decepcionados” por la administración, pues la situación ahora es más difícil, sobre todo, cuando tienen grupos de la ESO, que no quieren estudiar. Desgraciadamente, se están jubilando excelentes enseñantes, que hubiéramos disfrutado unos añitos más, si se hubieran hecho de otra manera las cosas.

   Respecto a los profesores que ingresaron con la Logse y posteriores, ya saben lo que hay, o lo tomas o lo dejas. Este libro, puede ayudarte a tomártelo un

   *TIC: Tecnologías de la Información y Comunicación poco mejor.

   En los últimos años, hemos asistido a cambios legislativos reiterados y sin que se hayan contrastado suficientemente los resultados. Tras la ley General de Educación, vinieron los programas renovados, Lode, Logse, Loce, y ahora una nueva ley de educación. Creo que va por la quinta. Obedecen a los típicos vaivenes políticos, que cuando pretender instrumentalizar la educación, ponen de manifiesto, su escasa capacidad para lograr un gran pacto sobre educación, que perdure y transmita sosiego. Vaya pues, por adelantado, la primera sugerencia a los responsables en política educativa:

MÁS SERIEDAD. Sería deseable queademás de los profesores en activo, se tuviesen en cuenta las sabias opiniones de los docentes jubilados, a través de los Ceps, pues son los auténticos expertos en la práctica educativa…

   A continuación hacemos un recorrido por las distintas etapas de la enseñanza obligatoria, proponiendo tras un breve análisis de las mismas, sugerencias, propuestas de mejora, para padres, alumnos, docentes, y administración. Nos centraremos en la adolescencia, etapa difícil, que algunos hoy consideran como la reválida de la educación para los padres, ya que es en este periodo donde afloran los déficit y carencias educativas. Por supuesto, hablaremos de la ESO, de cómo prevenir problemas, y cómo solucionarlos.

   LA EDUCACIÓN INFANTIL (3 A 6 AÑOS)

   La entrada a la escuela de “los gigantes”, los niños de 3 años, lo viven con mucha ilusión, gracias a la hábil estrategia conjunta de madres y maestras de infantil, que van progresivamente acercando al niño, al centro, para que sus comienzos, sean tranquilos y nada traumáticos. Esta colaboración y proximidad entre entorno familiar-profesoras, se mantiene constante y diaria a lo largo de la etapa, y constituye una de las más importantes claves del éxito educativo en la educación infantil.

   Otra de las claves, es la relación afectiva con el niño, donde el amor de la educadora hacia el educando, se nota en cada interacción con él: las expresiones de cariño son frecuentes, cuando lo saluda, cómo le habla, acepta, comprende, anima, sorprende, al despedirse, cómo habla de él…, reforzando sus cualidades y corrigiendo con suave amabilidad y paciencia las cosas en las que puede mejorar. Es natural, que esto sea así, porque aparte del saber hacer, vocación, profesionalidad, pericia…etc., que cada uno de estos profesionales tiene, hay otra gran verdad: “del roce nace el cariño”. Y a estos simpáticos “enanos”, es muy fácil quererlos, sobre todo, porque además de ser “¿encantadores…?”, ellos te dan lo que tú les das, pero multiplicado por 15 o 20, si en la clase hay estos niños. (Mayor número, no es conveniente, por lo de tener una buena calidad en la relación).

   “A ellos, además de regalarte su ilusión por aprender, los ves cuando les explicas algo nuevo, con los ojos tan abiertos, que parece que se les van a salir. Te dan su cariño y confianza, siendo frecuentes las muestras de afecto”.

   No es extraño, que los docentes de infantil, sean los más valorados, con el transcurso del tiempo, por sus ex-alumnos, y es que los lazos afectivos unen mucho, aunque la vida separe…

   No quisiera dar una imagen idílica de esta etapa, pues sé, que los profesores acaban destrozados, tras la dura y agotadora jornada escolar. Hay que dedicar mucha energía, para que los niños, que vienen de un ambiente familiar en el que se consideran poco menos que el centro, empiecen a aceptar normas, tengan en cuenta a los demás compañeros, y vayan aprendiendo a esforzarse para aprender los conceptos básicos, adecuados a su edad y capacidad. Muchos de estos buenos educadores, siguen en casa, preparando trabajos, actualizándose…, y los mueve la ilusión por sus alumnos. Gracias.

   Sí, agradecimiento a estos profesionales, que cada día celebran algo nuevo, con la intención de enganchar a su público, y poco a poco, ir ayudando a todos los niños, además de aprender cosas nuevas, a convivir, especialmente a los niños “consentidos”, de los que hablamos anteriormente. Con su pericia, fruto de su experiencia, y conocimientos, consiguen que los niños desarrollen la autoestima y la heteroestima, previenen conflictos, y los resuelven, con unas normas muy claras, basadas en el respeto a uno mismo y a los demás, ponerse en lugar del otro…etc. Son unos excelentes mediadores, que a veces también se equivocan, como cualquiera. Saben mostrarse firmes y flexibles al mismo tiempo. Son perseverantes en la consecución de sus metas. Son reflexivos, y se preguntan cómo podrían abordar a este alumno en esta situación…

   Tienen un ojo clínico, capaz de detectar precozmente, disfunciones sensoriales, y otros problemas, que estimuladas y tratadas a tiempo, podrían subsanarse o corregirse.

   No se dejan agobiar, por trabas administrativas, exigencias externas, pues tienen muy claro, que harán lo mejor para cada uno de sus alumnos, en colaboración con los padres, dentro de lo posible.

   Son profesionales que además de cumplidores, están al día, abiertos a los cambios, nuevas ideas, avances, cursillos…

   PROPUESTAS DE MEJORA

– Niños: La maestra no es un “hada”, aunque lo parece…

– Madres-abuelas-familia en general: No os preocupéis, que vuestro tesoro más preciado, está en muy buenas manos. Sé que lo sabéis. Seguid cooperando con la maestra, escucharla con atención, y pensad en lo que os sugiere…

   Por cierto:”tratad a vuestro hijo como os gustaría que lo tratasen los demás”. Que vuestro amor no os ciegue, para no consentir, malcriar, mimar en exceso, y a la larga perjudicar a vuestro hijo.

   La sobreprotección, puede ocultar un sentimiento de rechazo a vuestro hijo, del que es difícil tomar conciencia. Existen muchas formas de “abandono”, todas ellas perjudiciales, para el adecuado desarrollo de vuestro hijo.

– Futuros docentes de Infantil: prepararse bien vuestra especialidad.Profundizar a nivel psicopedagógico. Os supongo una clara vocación, que os hará falta, para obrar la magia de calmar y reeducar a algunos de los niños, que presentan más problemas de adaptación. Por lo demás, la práctica y el trato con los compañeros más implicados, entusiastas, ilusionados, será lo que más os aporte. No olvidéis sonreír…

– Administración: Felicitaciones por haberla generalizado, dada su vital importancia, al ser la entrada oficial en sociedad.

. Sería deseable seguro médico y cobertura jurídica, antes de los 3 años, cuando se realizan las actividades de adaptación progresiva al centro, que tan buenos resultados dan, al evitar dolor innecesario, traumas, choques emocionales…

. Dignificar la profesión de educadora en infantil, supondría darle la importancia que merece esta crucial etapa. Es por ello, que una formación inicial equivalente a una licenciatura, con una adecuada profundización en psicopedagogía, actuaría como un importante factor de prevención de problemas.
Lejos está la trasnochada idea, de que sus estudios se limitaban a cortar y pegar, cantar y jugar.

. Sería bueno dotar a todas las escuelas de infantil, de los medios necesarios, especialmente equiparar las zonas rurales y pueblos pequeños, con la ciudad.

. Es conveniente que se haga una evaluación psicopedagógica, que tenga como objeto detectar tempranamente además de los problemas de aprendizaje, otras disfunciones de carácter y personalidad. Dicha evaluación debería realizarla el orientador de infantil, que como mínimo, hubiera trabajado en esta etapa, con atención directa y continuada, un mínimo de l5 años, para así, aparte de su formación teórica, (licenciatura en psicopedagogía), tuviese una buena fundamentación práctica. El citado orientador, además de evaluar, hará un seguimiento real, con atención directa e implicación tutorial de la problemática presentada, efectuando las actividades, ejercicios, correcciones, entrevistas, reestructuraciones,… que fueran precisas, para lograr la más pronta y posible recuperación de la misma.


   EDUCACIÓN PRIMARIA (6 A 12 AÑOS)

   Consta de tres ciclos; cada ciclo dura dos años. El alumno, pertenece al mismo grupo, hasta final de ciclo, momento en que puede repetir, si el tutor, lo estima conveniente. “Solo podrá repetir una vez, a lo largo de la etapa”.

   Este hecho, que se conoce con lo de “promoción continua”, es una de las cuestiones más polémicas, que explica en parte, la actitud, el desinterés, la apatía que muestra el alumno, a su entrada al instituto. Un niño, que sabe que haga lo que haga, sepa lo que sepa, se esfuerce lo que se esfuerce…, da igual, va a pasar de curso, las tiene todas consigo.

   “Esta materia, o profesor, no me gustan, paso de ella o él”. Si como mucho, puede repetir un año, pues no hay problema. Si repite en el primer ciclo, puede echarse a dormir, los otros cuatro años. Si repite en el segundo, ya ha pasado lo peor que le puede pasar. Si repite al final del tercer ciclo, ya casi preadolescente, que se preparen los maestros, compañeros, porque el pequeño “matón”, hará de las suyas.

   Lo ideal es que no repita, que estudie y se esfuerce, para además de aprender a respetar, adquiera unos conocimientos básicos primarios, que además de serles útiles en la vida, pudieran ser evaluables. Es decir, que sin agobiar al niño, éste pudiera demostrar mediante pruebas objetivas, al menos en las áreas instrumentales (lengua y matemáticas), que domina los conocimientos y destrezas básicas, para seguir avanzando con éxito en el siguiente ciclo. También podrían hacerse en el resto de las áreas, a medio plazo, dependiendo de resultados anteriores. Si esto no fuera así, convendría que repitiese, el tiempo que fuera necesario.

   Las pruebas habrían de ser igual, para todos, evitando discriminación alguna. Para evitar la repetición, cabría la posibilidad de clases de recuperación por la tarde, a aquellos alumnos, cuya evaluaciones trimestrales, así lo aconsejasen y mostrasen interés por mejorar. Así, sí estaríamos apoyando la integración. Lo de sacar a los alumnos, de su aula ordinaria, para ir a las clases de apoyo, o de E. especial, no parece que esté dando el resultado deseado, en muchos casos.

   Pero volvamos a primaria. ES MUY GRAVE, QUE NO SE ENFATICE EL VALOR DEL ESFUERZO. Esto ha sido desmoralizante, hasta para algunos docentes, quienes suelen esforzarse para que los alumnos, aprendan lo más posible, dentro de sus capacidades. Al ver que los alumnos, la familia, las autoridades educativas, mantienen una actitud laxa, respecto a esfuerzos, y exigencias, han dejado de luchar contra corriente y han acabado adaptándose a la triste realidad.

   Es lamentable, que algunos niños, vengan a los institutos, con tan bajísimo nivel cognitivo en áreas instrumentales, lengua y matemáticas. ¿No es preocupante, que un alumno, después de haber estado seis o siete años, no sepa sumar: 6+178+57= ? , ¿No es triste que al entrar al instituto varios cada año, se equivoquen en una resta, del tipo: 128-59= ? La tabla de multiplicar, para bastantes es asignatura pendiente, y la división, para muchos, algo que todavía no “pillan”.

   Se nos dirá, que para hacer estas operaciones, ya hay calculadoras. En unos tiempos, de relativismo cultural, se nos pretende hacer creer, que no vale la pena esfuerzo alguno, porque quizás mañana, éste sea inútil, ya que prima lo rápido y fácil. De ahí, la resistencia en los últimos años, a definir con claridad y sin ambigüedad, niveles mínimos de competencia curricular, en los distintos ciclos, a nivel general, trasladando la responsabilidad de realizar los distintos proyectos curriculares a los centros, que bajo el ropaje de dar mayor autonomía, se esconde el apocamiento para fijar, llegando a acuerdos, mínimos básicos comunes a todos los alumnos de un mismo ciclo en este país. En nombre de la flexibilidad, se deja al azar la conveniencia o no, de aprender unos contenidos u otros.

   Si hablamos de lengua, cuando a alguno le dices que lea un texto, se niega, para evitarse la vergüenza, de parecer torpes, ante sus compañeros, ya que cuando empiezan a silabear, señalar con el dedo, no faltan los “carraspeos”, de sus compañeros. Cuando escriben, la cantidad de faltas, y lagunas se hace notoria.

   Aquí, se nos suele decir, que para qué el alumno ha de esforzarse, en escribir correctamente, si ya hay programas informáticos, que traducen el lenguaje verbal a escrito.

   Estamos en absoluto desacuerdo, con estas objeciones, como la totalidad de los maestros, que pese a todo, se siguen esforzando, en interesar motivar, enseñar, a los alumnos, los mínimos para seguir construyendo.

   No obstante, quizás le debemos a la “autora de Harry Potter”, la afición por la lectura de muchos de nuestros alumnos, y consecuentemente el aumento de la capacidad de comprensión.

   Pensamos que los alumnos deben dominar las destrezas básicas de lectura, escritura, comprensión y matemáticas, cuando se inician en el instituto. Sin ellas, sus posibilidades disminuyen. Apostamos por hacer una misma prueba objetiva de 3º ciclo de primaria, para todos los alumnos, que fuera como la prueba final de primaria, que superada permitiera el acceso al instituto, con un mínimo de garantía.

   La cuestión, sigue siendo, cómo evitar que haya alumnos que están convencidos desde pequeños, que no llegarán a los niveles mínimos, y se esfuerzan mucho más en salirse con las suyas, que en afrontar los problemas de la lectura, escritura y cálculo. La prevención, es la asignatura pendiente.

   Sabemos que algunos de los que no tienen buenos resultados académicos, se debe a que no lo intentan, ya que piensan erróneamente, que aunque trabajen mucho, los resultados no van a mejorar. Cuando el docente, recalca, acentúa, enfatiza, la importancia de la relación entre los logros y el esfuerzo, el camino está a la mitad.

   En la medida que el niño, toma conciencia, e interioriza la relación entre su esfuerzo, y los buenos resultados que obtiene, como consecuencia del mismo, ya tenemos un alumno bien encauzado.

   En resumen, que si el niño descubre, que si se esfuerza, puede aprender, lo demás, habrá que irlo dosificando. La pena, es cuando descubre, que haga lo que haga, da igual, promociona lo mismo. Entonces, la relación entre su esfuerzo y aprendizaje, pasa a un segundo plano, centrándose en qué le conviene más, qué recompensas, gratificaciones a corto plazo, le interesan más…, y entonces bastantes eligen por la ley del mínimo esfuerzo.

   Pocos son lo que saben aplazar la gratificación, puesto que la recompensa posterior inmediata, es la misma: la promoción de curso; no hay casi aliciente añadido, si acaso, una pequeña letra, que en vez de ser PA, de progresa adecuadamente, del compañero que casi no se esfuerza, pasa a ser una triste D, de destacar. Uno se pregunta, para qué quiere destacar, y decide que para que nadie le ponga la etiqueta de “empollón”, más vale no destacar, y no esforzarse mucho, por lo de pasar desapercibido.

   Es esta triste realidad legal, con buenas intenciones, al principio, pero con resultados posteriores, que invitan a cuestionarse un cambio, la que se ha vivido en los últimos años. Pero seamos optimistas y valoremos los aspectos positivos de esta etapa.

   Una de las claves de lo pacífica que resulta la convivencia en los centros de primaria, sin duda, es la continuidad de los tutores, con el grupo de alumnos, a lo largo del ciclo, y a veces se prolonga toda la etapa, con lo que el conocimiento de la evolución y desarrollo de cada alumno, es exhaustivo, además de mantenerse estrategias conjuntas con las familias, para incidir positivamente sobre éste.

   Por su parte, el alumno conoce y respeta especialmente a su tutor. En menor medida, a los especialistas, siendo escasa la conflictividad en los centros donde hay continuidad, exceptuando casos puntuales, al final de etapa, que suelen resolverse, dando la carta de libertad, entre otras cosas, porque ya han repetido el año.

   Los maestros, conocen bien su trabajo y lo hacen adaptándose a las exigencias legales. Cuando al grupo al que tutoriza, llega el especialista, se dedica a atención directa a alumnos, “apoyando a otros grupos”, o sustituyendo ante ausencia de compañeros. Pero, ¿en qué consiste exactamente lo del apoyo?

   Que el maestro, va a otra clase, normalmente dentro del ciclo al que pertenece, donde sigue las indicaciones de otro maestro, para atender a los alumnos que necesiten reforzar, aspectos instrumentales básicos, fundamentalmente de lengua y matemáticas; también pueden convenir, sacarlos del aula, para hacer un seguimiento más individualizado de los mismos, con lo que éstos alumnos que salen, se acaban perdiendo el curriculum ordinario. Lo normal, es que permanezcan dentro del aula, cuando no tienen que sustituir.

   En realidad, los maestros de apoyo, dentro o fuera del aula, en horario lectivo, hasta la fecha, no han sido todo lo eficaces que se desearía, para integrar a los niños de menor nivel cognitivo.

   Están rellenando un horario, pues cuando no tienen que sustituir, entonces sí apoyan. Pero, no se dan las mejores condiciones para un apoyo eficaz, al no haber continuidad, conocimiento exhaustivo del alumno, implicación con la familia ; se nos ocurre, que en base a estas variables, el tutor, sería el mejor apoyo del alumno atrasado.

   Ello supondría, que cuando llega el especialista de música, idioma, religión y E. física, el tutor se encargara de los alumnos, que más déficit tengan en destrezas básicas, para subsanarlas. Como quiera, que todo maestro o profesor de la antigua EGB, ha estudiado música, educación física, religión o alternativa, podría hacer una adaptación, en colaboración con los especialistas, a sus alumnos, priorizando aspectos esenciales en esta etapa, sin olvidar que su cometido es recuperar a esos alumnos, que él bien sabe, son los más necesitados, en las destrezas básicas. El único problema, sería el inglés, que el tutor, si es de plan antiguo no habrá dado, entonces se daba francés.

   Tengo algunos sabios amigos, maestros jubilados, que con el debido respeto, me dicen que hemos trasladado el modelo industrial, de los especialistas, al ámbito educativo, y la escuela no es una fábrica de coches. Piensan que un maestro tutor, con una formación inicial sólida, que no descuide, conocimiento del inglés, nuevas tecnologías y la amplia formación de base, que siempre tuvo, el magisterio, daría una respuesta educativa, mucho más eficaz, que la que en este momento, se está dando, con tanto especialista.

   Tienen muy claro, que lo importante es la RELACIÓN que se establece, no solo con el alumno, sino con los padres de éste. Cuánto más tiempo estén, mayor será la influencia, compromisos mutuos a tres bandas, responsabilidades, niveles de implicación…, en fin todo iría mejor, no sólo en primaria, sino sobretodo en secundaría.

   Todos los docentes de primaria, que conozco, tienen muy claro que cualquier alumno es capaz de aprender, cuando cuenta con las herramientas académicas y personales adecuadas.

   Saben también, que cuando algún alumno, no consigue el resultado esperado, tras varios intentos, empieza a desmotivarse, por lo que tienen muy claro ir enseñando, paso a paso, adaptándose a las capacidades de cada uno, dentro de lo posible, para evitarles frustraciones innecesarias.

   Tratan a los alumnos con gran respeto, y crean un clima en clase, de seguridad, propicio para facilitar el aprendizaje. Son responsables y la mayoría, estaría por llegar a acuerdos, sobre mínimos cognitivos básicos en instrumentales, en los distintos ciclos de primaria, sin tener miedo a hablar de repetición, cuando no se superasen éstos, aunque prefieren pensar cómo prevenir la repetición, para evitar los efectos indeseables de ésta, en algunos alumnos.

   Claro que, por imperativo legal, el debate sobre la conveniencia o no de la repetición, en cada alumno en concreto, ha quedado resuelto, o cuando menos, muy limitado.

   Respecto a los profesores de E. especial, creo sinceramente, que en los centros específicos, donde suelen atender a los deficientes mentales, psicosis infantiles, parálisis cerebral…, y alteraciones más graves sensoriales y neurológicas, su labor es encomiable, contando con el reconocimiento y agradecimiento de toda la sociedad…

   En los colegios ordinarios, al ser de integración, los profesores de E. Especial, realizan su trabajo de manera dignísima, y normalmente con muchos menos medios y reconocimiento, que los centros específicos. Hacen las adaptaciones curriculares pertinentes, en muchos casos, con implicación tutorial efectiva, y responsables de que sus objetivos, tienen como finalidad apoyar a este tipo de alumnos para que puedan integrarse plenamente, sin limitaciones ni prejuicios.

   También suelen hacer revisiones periódicas y exhaustivas sobre el aprovechamiento y progreso que hacen los niños en su clase, para que puedan integrarse bien, cuanto antes al grupo ordinario, en la medida de lo posible.

   Con demasiada frecuencia, se tiene la impresión que el niño etiquetado de E. especial, sufre el estigma de ser señalado, diferenciado; pesa sobre él, tal maldición, que nunca vaya a salir del aula de apoyo a la integración. Si lo diagnosticaron a los seis o siete años, quedará con la marca hasta más tarde de los dieciséis. Y lo peor, es que se tiene la errónea convicción, de que nunca llegarán a dominar las destrezas básicas, como el resto de los compañeros. Una vez más, asistimos con gran pesar, a las profecías, que de tanto escucharlas, el niño, acaba creyéndoselas, y se cumplen.

   Otro error muy frecuente, es el trato de “guante blanco”, que estos niños, sin alteraciones sensoriales ni neurológicas reciben. Los sentimientos de “pobrecito”, no le podemos exigir más, es que no da más de sí…, son de un equívoco absoluto, al pretender compensar algunas carencias. Hemos visto alumnos que hubieran dado muchísimo más de ellos mismos, y habrían aprendido muchísimo más, si no hubieran tenido tanto “abogado defensor” bienintencionado, poniendo límites, o sobreprotegiendo, y se hubieran integrado al grupo ordinario, que corresponda, no según edad, sino nivel cognitivo, en áreas instrumentales.

   Claro que para qué van a hacer el esfuerzo, si al final, se consigue el título, o el aprobado, si vas de la mano de E. especial, total por un “aci” más o menos. Los niños con bajas expectativas, por lo general, eligen lo más ventajoso para ellos, y si les cuesta menos esfuerzo…, la decisión es más fácil tomarla.

   Somos partidarios, de no discriminar a estos niños. Han de superar las mismas pruebas de ciclo, que el resto de sus compañeros. Para ello, tienen los apoyos pertinentes y legalmente, pueden permanecer hasta un año más que el resto de alumnos en la etapa. Personalmente, excluiría limitaciones de tiempo.

   Lo cierto es que hay alumnos, que cuanto más acuden al aula de apoyo a la integración, más se desintegran de su curso, y esto aumenta a medida que van cumpliendo años. Así, hay algunos alumnos, que cuando llegan al segundo ciclo de la Eso, están completamente perdidos, sobre todo al asistir a alguna hora suelta de alguna asignatura.

Las adaptaciones curriculares, en la práctica, se quedan en un compendio de buenas intenciones. Esto es una consecuencia, de no aplicar criterios claros y objetivos en la promoción de alumnos. En las reuniones de evaluación, los profesores de Educación especial, concluyen que el alumno tiene aprobado 2º de Eso, en matemáticas, aunque su nivel es de 2º o 3º ciclo de primaria, eso sí, le pondrán “Aci,” que viene a significar adaptación curricular individualizada…
Con la autorización de: S. Sánchez García.
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