Experiencia: Un centro abierto al su barrio

Buenas prácticas

   Un instituto de Castellón de la Plana desarrolla un proyecto de actividades sociales implicadas en el entorno.

   Para el desarrollo de este proyecto se organizaron diversas actividades, como los grupos interactivos, que integran voluntariado comunitario en las aulas, las tertulias literarias dialógicas, que consisten en un grupo de gente que se reúnen para dialogar sobre un libro leído, un aula de informática abierta al barrio o una revista escolar donde participan diversas asociaciones del entorno.

   Este año era el cuarto aniversario y por diversas causas parecía que los ánimos habían decaído un poco. El voluntariado cada vez se había hecho más periódico y al final no acudía y el proyecto cada vez se resentía más.

   Así pues, decidimos revitalizar un poco el proyecto y la mejor manera que pensamos fue organizar una comida en el propio instituto y diferentes actividades culturales para acercar a cuanta más gente del barrio a él. Nos dimos cuenta que mucha gente que hacía tiempo que no acudía a las actividades quería venir, pero le daba vergüenza volver.

   Trabajamos en diversos frentes: por un lado voluntariado comunitario y por otro, personas que habían participado en las tertulias. En primer lugar, aprovechamos el último tiempo de una sesión de tertulias para planificar la organización. Dimos un repaso a toda la lista de tertulianos y tertulianas que habían pasado en todo este tiempo y nos sorprendimos de tantas personas con las que habíamos compartido lecturas y vivencias. Todas las personas que estábamos allí dibujamos una sonrisa con nuestros labios. Fue muy agradable saber que la gente había respondido al proyecto.

   Teléfono en mano nos decidimos a ponernos en contacto con toda aquella gente que había participado en la actividad y les explicamos que queríamos juntarnos otra vez para recordar. Había que llamar también a las personas del Ateneu, un centro de personas que han tenido un accidente cerebro-vascular y con las que hemos compartido muchas actividades, para proponerles que participaran en la organización y en la realización de esta celebración. Estábamos abriendo otra vez las puertas de nuestro centro.

   Trabajar juntos

   A continuación decidimos en asamblea que queríamos que fuese la comida y la celebración y esto suponía debatir igualitariamente otra decisión del centro, como habíamos estado haciendo todo este tiempo en el proyecto. En nuestra zona, no puede faltar una buena paella en una fiesta y para nosotros tiene todo un ritual para cocinarla. Así, se implicó en su realización a diferentes personas del instituto, como por ejemplo el portero, profesorado y a muchas personas del barrio que participaban en la actividad. Estábamos haciendo que barrio e instituto trabajaran juntos en una actividad y que llegaran a consensos sobre la misma.

   Por allí rondaba nuestro amigo Paco, un afectado del centro Ateneu, que se prestó a cocinar y por supuesto que no nos podíamos negar. Alrededor, alumnado nuestro de Compensatoria, que siempre se quedan cuando hacemos una comida. La inclusión pensamos que no sólo se produce en las aulas sino también se produce en el contexto, ya que mucho de nuestro alumnado ya ha normalizado el hecho de trabajar con las personas afectadas del Ateneu y a colaborar con ellos.

   Entre risas y consejos culinarios se estaba cociendo algo más que el arroz, habían allí reunidos muchos viejos recuerdos y también muchos nuevos proyectos, gentes de muy distinta procedencia creando algo conjuntamente.

   Pero todo no podía quedar en una paella, ya que esto sólo era la excusa. Llamamos a diversos amigos y amigas y queríamos convertir esta fiesta en un acto cultural. En nuestro barrio, normalmente, no abundan los actos culturales y se pensó que el instituto podía ser un excelente lugar, para promover las actividades culturales. Así pues llamamos a Miguel Ángel Prades y a Manolo Brancal, dos músicos muy famosos en estas tierras que nos dieron un recital de poesía. No es la primera vez que existe colaboración con ellos, ya que hace un par de años vinieron a dar otro recital al barrio, en el antiguo local donde se celebraban las tertulias. Todas las personas que asistieron acudieron al recital junto con sus hijos e hijas pequeños, que correteaban por la sala.

   Ver los resultados

   Cuando acabaron su actuación hicimos un pase de diapositivas sobre lo que han sido estos años de tertulias y de actividades en el instituto, y donde muchas personas asistentes se pudieron ver reflejadas. Precisamente, una de las funciones más importantes fue la de hacer recordar a toda la gente que en algún momento estuvo vinculada a las actividades del instituto, la importancia del tiempo que estuvieron colaborando en el proyecto y los frutos que a largo tiempo ha dado. La periodicidad que había en muchas personas voluntarias que habían colaborado en el proyecto pensamos que les impedía ver los frutos que éste había dado. Y ver los resultados es siempre importante, sino se pierde la ilusión.

   Paralelamente, se enviaron noticias a los periódicos explicando las actividades que se habían realizado durante este tiempo y lo más importante, que era un proyecto que ya llevaba 5 años realizándose. Y todo esto gracias, en gran parte a la participación de voluntariado comunitario.

   Con estas acciones se quería demostrar que todas las voces habían tenido cabida y la seguían teniendo en el instituto. También se quería recordar a toda aquella gente que había participado, ya que sin ellos nada hubiera sido posible.

   Conclusiones

   Esta gran reunión se convirtió no sólo en una comida entorno de una mesa, sino que se aprovechó como excusa para acercar a la gente de la comunidad educativa al centro y hacerlo más cercano.

   Supuso una jornada de convivencia y una ocasión para conocer las actividades que se organizaban en él, publicitarlas y acercarlas al barrio. Así si alguna persona se quiere acercar a participar de ellas puede hacerlo. Algunas veces no se participa en el proyecto porque se desconoce. La celebración fue importante para mantener la ilusión en el proyecto y esto lo consideramos indispensable en proyectos sociocomunitarios, ya que las personas que lo integran se han de sentir parte de una comunidad y actores de su transformación social.

   En nuestro caso hemos observado que cuando esto no ocurre se pierde la ilusión y el interés por el proyecto, y la colaboración en las distintas actividades decae.

   En definitiva, un día de convivencia para recuperar la ilusión en un proyecto y para hacer que continúe muchos años más.

   Vicent Pallarés Pascual. Psicopedagogo y voluntario en el centro. vicent.pallares@gmail.com
Ismael Ramos Cuenca. Estudiante de Magisterio y voluntario en el centro . profesor.alacran@gmail.com
Joan Andrés Traver Martí. Profesor de la Universitat Jaume I de Castelló y voluntario en el centro. jtraver@edu.uji.es

   Con la autorización de: http://comunidad-escolar.pntic.mec.es
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