Experiencia: El universal idioma de la fotografía

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   Los alumnos de un colegio de Benalmádena (Málaga) plasman en imágenes la realidad de su entorno.

   Es difícil imaginar nuestro mundo sin la fotografía, aunque se avance a pasos agigantados dentro de la tecnología; la imagen siempre tendrá su lugar de importancia como vehículo transmisor de la realidad. Y bajo esa premisa, en el C.P. «El Tomillar», de Arroyo de la Miel, Benalmádena (Málaga), se impulsó la creación de un Taller de Fotografía en el que los alumnos del centro se iniciaran en este imaginativo lenguaje.


   La fotografía, según Hermon Gabriel, «constituye un lenguaje universal o procedimiento, mediante el cual podemos comunicar a otros nuestras ideas y sentimientos. Una fotografía puede excitar la imaginación mucho más vivamente que la más larga descripción escrita».
   De ahí surgió la idea de crear un taller fotográfico con los alumnos del colegio, basándonos en una pedagogía donde el niño sea el responsable de su aprendizaje y construya sus conocimientos a través de la interacción que mantiene con el medio físico y social que le rodea. Con esto se consigue que se potencien actitudes e inquietudes que no están contempladas como tales dentro del currículum haciendo, con este tipo de actividades, una escuela más abierta a las necesidades actuales de los niños ante una sociedad cada día más tecnológicamente avanzada y culturalmente plural.   Las agrupaciones de alumnos que se dan en este taller son muy heterogéneas, ya que lo forman niños de diferente nivel y ciclo, lo que desemboca en una doble vertiente. Por un lado, la interacción con los demás componentes de grupo que no son habituales en su clase, y por otro, la relación con el profesor que no imparte una asignatura donde se exige un nivel mínimo para promocionar, haciendo que se establezca una relación más humana y distendida y a la vez enriquecedora entre las partes.   Hay que advertir que este planteamiento no quita que se tengan en cuenta las bases pedagógicas sobre las que hay que asentar la organización del trabajo en grupo y la organización de las actividades en torno a una inquietud común: la fotografía. Así deberemos cuidar al máximo que se consigan objetivos que engloben términos como cooperación, descubrimiento, autoconfianza, autonomía, participación, investigación…

   Una vez compuesto el grupo y analizados todos los aspectos y características individuales de sus componentes nos fijamos los siguientes objetivos:

1. Desarrollar una serie de habilidades sociales, comportamentales y de comunicación a través de las imágenes.

2. Potenciar la autoestima con el fruto del trabajo y el esfuerzo de los alumnos.

3. Despertar en los alumnos el interés por el mundo de las imágenes.

4. Desarrollar la capacidad de descifrar e interpretar imágenes.

5. Descubrir nuevos campos hasta ahora desconocidos para los alumnos.

6. Desarrollar la capacidad de observación de un entorno más inmediato a través de las imágenes.

7. Aproximar al alumno el gusto de aprender de un forma amena y activa.

   Taller de fotografía y actividades

   Un taller de fotografía tiene que surgir de la necesidad de conocer y expresarse visualmente teniendo en cuenta una doble vertiente que habrá que tratar con la misma importancia; por un lado la adquisición de las técnicas básicas, como punto de partida, de la toma fotográfica, y por otro, el estudio de la composición ya que las fotografías que se hacen sin composición alguna, carecen de la fuerza significativa para expresar un determinado sentimiento.

   Dominadas estas técnicas, los alumnos tendrán las herramientas necesarias para descubrir que en el mundo de la fotografía hay bastante por aprender y, sobre todo, mucho por disfrutar.

   Para no hacer la teoría pesada y estéril, en una primera fase la alternamos con la práctica en el laboratorio que teníamos montado al efecto (todos los materiales del laboratorio se han conseguido con proyectos educativos a lo largo de los años). Así, contábamos con cuatro ampliadoras, todo el material necesario y un cuarto oscurecido a tal efecto.

   La teoría se hacía cumplimentando unas fichas donde se daba una pequeña explicación del concepto a aprender y luego se pedía a los alumnos que buscasen en las revistas comerciales fotografías que cumpliesen dicho concepto. A la par y alternando entre los dos días de la semana dedicada a esta actividad (en horas extraescolares) se comenzaron a realizar en el laboratorio, después de una «investigación» exhaustiva de los materiales a utilizar, la realización de fotogramas con cuerpos opacos.

   Los contenidos los situamos dentro de un modelo procesual no considerándolos como productos terminados a asimilar por el alumno, sino como recursos y experiencias acumuladas para que se pudiera pasar de la experiencia personal y subjetiva a otra guiada por la estructura del conocimiento científico.

   Prueba de ello es que una vez que terminamos de realizar los fotogramas y las fotografías en blanco y negro retomamos el tema y coloreamos algunas de ellas.

   Tuvimos sobre todo en cuenta a la hora de elegir los contenidos que tuviesen la capacidad de incitar y activar la imaginación de los niños.

   Dicho esto los contenidos que aplicamos de una forma más o menos cronológica fueron los siguientes: Teoría, fotogramas, realización de fotografías en blanco y negro, realización de fotografías en color, presentación y posibilidades de los trabajos realizados, y evaluación de los resultados.

   Del tiempo que pasamos en el cuarto oscuro tuvimos ocasión de comprender el proceso de positivado de papel sensible sirviendo de preámbulo para comenzar con la fotografía en blanco y negro como ejercicio previo al color ya que la carencia de color hace que nos fijemos más en la fuerza de la composición.

   En algunas actividades como en la realización de fotogramas con cuerpos transparentes los alumnos pudieron comprobar de forma directa y activa el fenómeno de refracción de la luz.

   Los temas teóricos giraron en torno a la composición de la fotografía y al uso de la cámara compacta. Curiosamente donde encontramos mayor dificultad fue a la hora de hacer comprender a los alumnos que una máxima en fotografía dice: «más es menos». La errónea concepción de querer transmitir el mayor número de detalles en fotografía hacía que se alejaran mucho a la hora de hacer una foto.

   Las fotos comenzaron a realizarlas de temas cercanos a los niños, en este caso su entorno familiar para ir de forma paulatina abstrayendo los conceptos.

   El último tramo del curso nos sirvió como plataforma de reflexión sobre el trabajo realizado y a la vez la presentación de los trabajos y sus posibilidades como medio de expresión artístico.

   Día Mundial del Medio Ambiente

   Aprovechando que el Ayuntamiento de la localidad convocaba un premio con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente con apartado juvenil (menores de 18 años) nos pusimos manos a la obra y decidimos participar en dicha convocatoria. La planificación, aportación de ideas de acuerdo con las bases establecidas en el concurso y las diferentes técnicas que se iban a utilizar se expusieron a través de una mesa de trabajo. Una vez delimitadas las ideas cada niño eligió una opción para trabajar de forma individual o en pequeños grupos.

   El resultado del trabajo realizado a lo largo del curso se vio recompensado con la obtención del premio del concurso de medio ambiente por uno de los miembros del taller (Guillermo Arnanz Muñoz, 3º de Primaria) y la publicación en la revista de tirada nacional «Foto», en su número de agosto, de la mejor fotografía de cada uno, previamente analizada y seleccionada por el grupo.
   Rafael Palomo López. Profesor del C.P. «El Tomillar», de Arroyo de la Miel, Benalmádena (Málaga)
   Con la autorización de: http://comunidad-escolar.pntic.mec.es

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