Experiencia: Cómo disfrutar con las matemáticas

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   Esta experiencia educativa fue desarrollada en el IES “Montes Orientales” de Iznalloz, pueblo que se encuentra en la comarca del noreste de la provincia de Granada, y su impulsora, María Celia Robles, decidió compartir y comunicar “la experiencia tan grata que he tenido con los chicos de Educación Especial” a través de la presente colaboración.  Soy una profesora de Enseñanza Secundaria de Matemáticas y mi bagaje y quehacer ha sido siempre en este nivel. Es la primera vez que me he visto con este tipo de alumnos y he disfrutado. He sentido que ellos han sacado las matemáticas de los libros, las han experimentado en su vida cotidiana y cómo se emocionaban al aprender algo nuevo.

   Variables de tipo económico, social, cultural, educacional y de absentismo escolar, hace que determinados alumnos y alumnas lleguen al instituto con un nivel de aprendizaje bastante deficitario; además, los alumnos de Educación Especial presentan un retraso generalizado en todas las áreas curriculares, asociado con las características específicas de cada síndrome. Teniendo en cuenta este tipo de alumnado, se ha dotado al centro de un aula de apoyo a la integración como a la mayoría de los IES.

   Se me planteaba un reto distinto al de cada curso. Iba a ser una hora a la semana con cuatro alumnas y un alumno con las siguientes discapacidades: una alumna con deficiencia mental severa, con estrabismo e hipotonía muscular, con una competencia curricular de Educación Infantil; una alumna con síndrome Conradi asociado a trastornos en el desarrollo del crecimiento, alteraciones des sistema nervioso central y periférico (su nivel de competencia curricular era de 3º – 4º de Primaría); una alumna con síndrome Crouzón asociado a una ambliopía y microcefalia (su nivel de competencia curricular era de 3º – 4º de Primaria); una alumna con deficiencia mental leve-moderada, con una competencia curricular de 3º de Primaría, y un alumno con disfunción cerebral con problemas neurológicos asociado a conductas disruptivas (su nivel de competencia curricular es de 1º de Primaria, además de tener graves problemas de atención y memoria).

   Aunque no estaba sola pues yo estaba para ayudar a la profesora de Pedagogía Terapéutica, Cristina Espigares Díaz, al principio me sentía un poco perdida y, sobre todo, con miedo a no saber bajarme tanto (me refiero al nivel) para que pudieran entender lo que yo les “quería enseñar”.

   Una de las pocas diferencias que he notado en estos alumnos y sus compañeros del aula de referencia es que la capacidad para retener un concepto nuevo es mucho menor; lo que un día aprendían y les salía, había que volver sobre él en la siguiente sesión; la destreza aprendida, la olvidaban.

   Para planificar la enseñanza de estos alumnos y favorecer la significatividad y funcionalidad de los aprendizajes teníamos que diseñar las experiencias educativas de tal forma, que se ajustasen a sus capacidades intelectuales, físicas, psicomotrices…, a su nivel de desarrollo. Así, teniendo en cuenta sus adaptaciones curriculares y su competencias en el área de matemáticas, los objetivos que nos planteamos fueron los siguientes: manejo automático de los símbolos +,- ,x ; realizar operaciones con estos símbolos; aplicación de problemas a su vida cotidiana; aprender las unidades de peso, longitud y capacidad para aplicarlo a su vida diaria. Las nuevas monedas

   Los medios de comunicación nos bombardeaban con la llegada del euro y decidimos poner al día a varias de las chicas que ya sabían comprarse el bocadillo en el recreo. De aquí salió la idea de la tienda. Pedimos a las chicas que trajeran de su casa artículos como cajas de galletas, latas de refrescos, botellas, envases vacíos de cualquier cosa para formar un supermercado; conseguimos de casi todo pues pusieron mucho empeño en la recolección. Su esfuerzo era importante, sin sus aportaciones no se hubiera conseguido y ellas lo sabían.

   Había que darle contenido matemático a esta actividad, no podíamos quedarnos en el aspecto lúdico de traer, coleccionar y ordenar así que ajustamos el precio que podía tener cada articulo y repasamos los conceptos de “poco dinero” o “mucho dinero”; por ejemplo, 500 pesetas es mucho para una pastilla de jabón, pero es poco para una mesa o una silla.

   Cada cosa tenía ahora su precio. Trabajábamos y pensábamos en pesetas así que fue el momento de introducir la nueva moneda, el euro. Dedicamos más de una sesión a conocer y familiarizarnos con las nuevas monedas. Una actividad fue ordenarlas por grupos y subgrupos: primero las monedas pequeñas, color cobre, (céntimos) formaban un gran grupo con seis subgrupos; éstas nos servirían para los picos. Por ejemplo, 3´28 € ,el 28 hay que sacarlo de este grupo, por otro lado las monedas de uno y dos euros formaban el segundo grupo y, por último, los billetes.

   Otra actividad fue aprender a reunir una cantidad de diversas maneras. Les costaba mucho esfuerzo, pero lo importante es que aprendieran que para reunir 20 € no era apropiado dar 20 monedas de 1 € todo muy secuenciado .A esta actividad dedicamos varias sesiones pues era importante a la hora de comprar y a la hora de vender. A la hora de pagar y a la hora de dar la vuelta.

   Sin ellas darse cuenta estábamos toda la clase sumando y restando. Cada una tenia un papelito y un bolígrafo para practicar porque cálculos mentales no podían.

   Otra actividad previa para empezar a comprar y vender fue actualizar el precio de los artículos que estaba en pesetas y ya que había entrado el año 2002 esta moneda estaba en vías de desaparecer. Como cualquier joven de estos tiempos que parece que tienen una facilidad especial para el manejo de aparatos con botones, no tuvieron ningún problema en coger la calculadora conversora y hacer el cambio.

   El hacer los cartelitos con el precio fue objeto de otra actividad. El número debía quedar grande y claro para que se viese bien y cualquier persona lo entendiera. Debemos admitir los profesores de matemáticas que la llegada del euro nos ha hecho un gran favor pues los alumnos ven la necesidad de operar correctamente con números decimales.

   Con tanta preparación el día de la inauguración de la tienda fue un éxito. Todas compraron e hicieron de cajeras con su calculadora en la mano. No había problema de dinero. Los clientes eran “gente con pasta” y llevaban el monedero preparado para cualquier compra. Cada una compró lo que quiso y al pasar por la caja (una calculadora) debía de pagar el importe de su compra con la moneda más apropiada, es decir, para pagar 53 € no es correcto dar 53 monedas de un euro, etc, así mismo le dependienta debía de dar el cambio también con el mismo sentido.

   Alcanzado este objetivo, pasamos a compras de más envergadura como una televisión y un vídeo, o un dormitorio completo. Era necesario que manejaran también los billetes y las cifras grandes. Esta actividad nos dio mucho juego y se lo pasaron bien.

   De vez en cuando, para que repasaran las tablas de multiplicar hacíamos concursos, de manera que si contestaban 30 en la pregunta 5 x 6 ganaban 30 céntimos, pero si fallaban y decían 32 por ejemplo, debían devolver 32 céntimos de sus ganancias.Las medidas de longitud, peso y capacidad

   Nos planteamos también aprender a manejar y “entender” las unidades que se empleaban al comprar tela, algún liquido o, algún alimento mas o menos pesado.

   Hicimos varias cintas de un metro de longitud y las plastificamos. Una de ellas estaba fija en la mesa, igual que en el mostrador de cualquier mercería, tres flechas rojas (coloreadas por una chica deficiente mental severa) marcaban en 25, 50 y 75 las cuartas partes y el medio metro.

   El concepto de medio metro lo estudiamos tomando otra cinta de un metro y cortándola con unas tijeras por la mitad. Cada una de esas mitades se llamaba medio metro y si las juntábamos salía un metro. Si juntábamos seis de esos medio metros salían tres metros. A nivel de pizarra , en sus cuadernos e incluso con algunos ejercicios mentales, sumamos y restamos muchos “medios metros”. Llegó entonces el momento de coger de nuevo las tijeras y partir cada medio metro, obteniendo los cuartos de metro. Aquí si que tuvimos posibilidades uniendo los cuartos entre si o con algún medio metro. Los ejercicios que ahora se planteaban eran del tipo y otros similares, incluso mucho mas largos. Esto llevó asociado el enseñarles un poco el concepto de número fraccionario, de leerlo y escribirlo. Era increíble pero, la suma de estas fracciones no presentaba problema.

   Que un metro se componía de cien partecitas llamadas centímetros, que un cuarto son 25 centímetros, medio metro 50 centímetros y tres cuartos son 75 eran conceptos que debíamos repetir al empezar cada sesión. En una jornada lúdica se midieron ellas, también a algún profesor y algunos de los objetos que había en su clase.

   Estudiado el metro empezamos con el litro. El primer día estuvimos llenando envases de agua para comprobar que un litro contenía tres envases de un tercio o también dos envases de medio litro o cuatro envases de un cuarto. Todas las combinaciones y sumas de estas porciones les resultaron mas sencillas pues el metro ya lo “dominaban”. En su cuaderno hicieron ejercicios de sumar y restar envases. Algo así: El trabajar con kilos, medios kilos y sus fracciones ya fue un paseo pues se repetían muchos de los conceptos aprendidos.

   Maria Celia Robles Hervás Profesora de Matemáticas de Educación Secundaria. Celia_r_h@yahoo.es
   Con la autorización de: http://comunidad-escolar.pntic.mec.es

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