Experiencia: Para mirar con esperanza el futuro

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   Las bibliotecas escolares argentinas se implican en la educación de adultos y de adolescentes en Buenos Aires.
   A las actividades de promoción y lectura entre los más pequeños desarrolladas desde la red de Bibliotecas Escolares Argentinas, reflejadas en los números 708, 711, 719 y 738 de Comunidad Escolar, se suman las actuaciones dirigidas a la educación de adultos y de adolescentes, cuyo desarrollo queda expuesto en la presente experiencia, desarrollada en la ciudad de Buenos Aires.

   La educación ha sido, y es, un tema prioritario para todos los pueblos que confían en el progreso y miran con esperanza el futuro. Nuestro pueblo debe aspirar a ello, a través del vínculo información/conocimiento, como parte de un proceso socio-histórico, enmarcado en una sociedad significativa y promisoria.

   La Escuela de Adultos no puede estar ausente a lo expuesto. Por ello permanentemente, se realizan grandes esfuerzos para mejorar los niveles de alfabetización, brindando en su proceso educativo estrategias y herramientas apropiadas al saber hacia estas personas que, por ciertas circunstancias vivenciales, no pudieron acceder al mismo oportunamente (por ejemplo: cuidar o estar a cargo de sus hermanos más pequeños, realizar tareas rurales, vivir a grandes distancias de las escuelas más cercanas, sostener a su familia económicamente, etc.)

   Este esfuerzo de docentes y alumnos merece un valioso reconocimiento, que no siempre se brinda. Los docentes procuran ampliar y actualizar sus conocimientos para volcarlos en la enseñanza hacia los educandos. Pero también, desde su rol, tratan de insertar a los estudiantes en las distintas comunidades, elevando sus niveles hacia planos más abarcativos, ya sean intelectuales, sociales y/o culturales, y desafiando a diario los grandes obstáculos de la marginalidad, de la cual estos jóvenes y adultos son el producto.

   Profesional específico

   El educador de Adultos es un profesional en su área. Requiere de una especificación que lo acredita para ejercitar en este tipo de docencia, adquiriendo no sólo los saberes metodológicos, didácticos y pragmáticos, sino ampliando sus conocimientos hacia los principios característicos que atraviesan los jóvenes y adultos.

   No es una tarea sencilla. El alumnado matriculado, responde por lo general a contextos de barrios carenciados y marginados y en consecuencia, el docente debe por una parte satisfacer las demandas de los lineamientos curriculares propios de las políticas educativas y por otro, los problemas significativos de la comunidad educacional a la que atiende.

   El trabajo pedagógico se encuadra entonces en temas que configuran el diario vivir de los alumnos como ser: la falta de valores, la marginalidad, el inconformismo social, los conflictos personales, las carencias económicas, la inserción laboral, la necesidad de ser escuchados y la orientación adecuada para atravesar las situaciones adversas en que se enfrentan a diario.

   Muchas veces estos docentes, requieren el apoyo de profesionales que posean distintas especificidades,(psicólogos, sociólogos, médicos, etc) para satisfacer las demandas de los alumnos y otras tantas, de los recursos apropiados para atender el fragmento de habitantes que capacita.

   Estos alumnos adultos traen un bagaje de experiencias de vida, que el docente requiere «apropiarlas» para canalizarlas a través de la educación sistemática, plasmándolas en los jóvenes, con el propósito de elevar sus posibilidades en pos de un mejor rendimiento educativo. «Si tuviera que reducir toda la psicología educativa a un solo principio diría: el factor más importante que influye en el aprendizaje es lo que el alumno ya sabe. Averíguese esto y enséñese en consecuencia» (David Ausubel).

   Campo de acción

   El campo de acción de estos educadores es cada vez más amplio, e incluye actuaciones específicas, tales como:

* Escuchar las problemáticas de los alumnos, ofreciéndoles ayuda con una mirada en positivo.

* Emplear diferentes metodologías, acordes a la heterogeneidad grupal.

* Estar atentos a sus saberes previos, atendiendo a sus necesidades diferentes.

* Valorar las habilidades, destrezas y experiencias adquiridas durante la vida.

* Ser creativos y flexibles, enfrentando situaciones áulicas imprevistas.

* Acercarlos a contextos variados (estos alumnos sólo conocen el ámbito donde viven, no están acostumbrados a viajar, ni a conocer la ciudad).

* Ofrecerles una posición que los gratifique, aumentando su autoestima.

* Demostrar que el maestro también posee como ellos fortalezas, pero también debilidades y limitaciones.

* Trabajar sobre los errores y fracasos, para superar los conflictos en los aprendizajes.

*Asumir una actitud de compromiso, ofreciéndoles confianza y participación.

   Los educadores de adolescentes y adultos deben apuntar a tareas en conjunto, mancomunadas, que integren los saberes y acciones docentes y de los alumnos, para que al finalizar los estudios logren mejoras en el ámbito personal, pero también en el intelectual, económico y social .

   Ser creativos, apuntar a proyectar microemprendimientos, favorecerá el desarrollo de los alumnos, a la mejora de su autoestima, y al acceso a ofertas educativas y laborales más complejas, representativas de la actualidad.

   Iris Castellano y Elida Spinicci.-Maestras Bibliotecarias y Profesoras de Adultos y Adolescentes. (Buenos Aires, República Argentina)

   Bibliografía:

   AUSUBEL, David. Psicología educativa. México: Trillas, 1982

   CARDEMIL, Cecilia . Detrás del pizarrón, guía para la revisión de la práctica docente. CIDE Educadores de Chile, 1992

   Con la autorización de: http://comunidad-escolar.pnic.mec.es
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