Los hijos, los más indefensos frente a la violencia doméstica

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   Expresiones como morir por amor o quien bien te quiere te hará llorar se convierten por desgracia muchas veces en una trágica realidad. Los maltratos también afectan a los hijos que habitan en la casa. 


   En lo que va de año han muerto hasta 26 mujeres víctimas de la violencia doméstica y decenas de ellas junto a sus hijos también se han visto afectadas por esta lacra social. El maltratador no podrá visitar a sus hijos si viola la orden de alejamiento. La suspensión del régimen de custodia o visita de los hijos y la puesta a disposición judicial de los agresores que violen las órdenes de alejamiento son algunas de las medidas contra la violencia doméstica aprobadas por el Consejo de Ministros hace 15 días, pero no es suficiente. La secretaria general de Política de Igualdad, Soledad Murillo, ha asegurado que “se está ofreciendo todo el apoyo a medios policiales, y se quiere tener vigilancia y seguimiento del agresor”. No obstante, ni estas medidas han servido para frenar la oleada de agresiones, ni tampoco aseguran la suficiente protección de los menores que cohabitan en la vivienda, que resultan los más indefensos.
   Juan Marín, coordinador de programas de Unicef-España, considera que “en lo referente al maltrato infantil el problema es gravísimo ya que, pese al esfuerzo de muchas organizaciones, se considera al niño como propiedad de los mayores y no como un sujeto con derechos y deberes”. Esto implica que se justifiquen cachetes o castigos como una forma para educar mejor cuando, según Marín, “en ningún caso los mecanismos violentos educan”.

   Los expertos señalan además que los niños que ven violencia en su hogar son más propensos a convertirse en maltratadores porque se familiarizan con la violencia y la sufren en la mayor parte de los casos. En España, estudios realizados en diferentes CCAA estiman que afecta a una prevalencia de entre el 0,5 y el 1,5% de la población infantil. Sin embargo, los datos oficiales de la Consejería de Asuntos Sociales son inferiores (0,4 casos por 1.000 habitantes) debido a la infranotificación que presenta este problema.

   El maestro debe observar

   El niño maltratado vive la experiencia de la indefensión aprendida, piensa que no hay alternativas y es un niño sin respuestas, lo que implica que se merma la autoestima y la capacidad de desarrollo de ese menor, al margen de otras secuelas psíquicas o físicas.

   En cuanto a la escuela, Marín cree que los maestros son claves en la prevención y detección del maltrato infantil a través de la observación. Aparte de los signos visibles del maltrato, los niños reaccionan ante la violencia mediante comportamientos comunes que pasan desde retraerse hasta llorar sin causa aparente. En cualquier caso, Juan Marín recomienda a los docentes que observen a los alumnos, que pongan sus dudas en conocimiento de las autoridades competentes, y que traten de reforzar la autoestima del niño sin tratar de mediar nunca en conflictos familiares.

   Protección para los más pequeños

   Azucena Díez es miembro del equipo de la Unidad de Psiquiatría Infantil del Departamento de Psiquiatría de la Clínica Universitaria de Navarra. Como experta asegura que “es muy difícil detectar en el colegio síntomas de maltrato infantil. Por una parte, los signos físicos, como por ejemplo hematomas, suelen ser muy frecuentes en niños. En lo referente a la conducta, se suelen encontrar dos tipos de alteraciones, los niños se pueden mostrar excesivamente tímidos y miedosos o, por el contrario, muy desinhibidos, con excesiva confianza ante desconocidos. La presencia de maltrato en la madre o en otros miembros de la familia, familias desorganizadas o con antecedentes penales o abuso de alcohol y drogas puede predisponer a la sospecha de maltrato infantil”.

   En cualquier caso, lo que debe hacer un profesor o vecino que sospeche un caso de maltrato infantil es ponerse en contacto con los Servicios Sociales de Protección al Menor lo antes posible.

   En cuanto al efecto sobre el rendimiento escolar de la presencia de violencia doméstica en el hogar, dependerá de factores como la edad, el estado de ánimo o el nivel de ansiedad del niño.

   Para Díez Suárez, “es complicado aconsejar a los niños en este aspecto, y depende de la edad del niño. En general es importante recoger toda la información referente a la intensidad de las agresiones, valorar la necesidad de separar a la víctima del agresor, preguntarle a la víctima acerca de sus sentimientos hacia el mismo”. Es importante fomentar la comunicación y la confianza, para que el niño se sienta capaz de comunicar si sufre agresiones. “También debe sentirse protegido, saber que en caso de que haya agresiones tiene derecho a alejarse del agresor”, asegura.

   Marta SERRANO. Con la autorización de: www.magisnet.com
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   Divorcio y violencia doméstica

   Análisis

   El número de separaciones y divorcios en España crece a un fuerte ritmo. Según los últimos datos disponibles, en 2002 las rupturas matrimoniales aumentaron un 11% respecto al año anterior: 73.500 separaciones y 41.600 divorcios. Como a nadie se le oculta que esto es un fracaso, lo más lógico sería preguntarse qué hacer para favorecer la estabilidad matrimonial y evitar que parejas con escasos años de matrimonio recurran a la separación en cuanto surgen problemas.

   Sin embargo, lo que algunos propugnan ahora es agilizar los procesos de divorcio, de modo que todo pueda ir mucho más rápido. El ministro de Justicia ha anunciado que se trata de “hacer prácticamente inmediato el divorcio consensual y simplificar enormemente el divorcio causal por cesación del vínculo afectivo”. Como razón determinante, se aduce que así se evitarán tensiones familiares que desembocan en violencia doméstica. Y en el clima de alarma social ante la violencia doméstica, todo lo que contribuya a frenarla parece razonable.

   Llama la atención que, por una parte, se diga que el divorcio se ha “normalizado” en la sociedad española, y por otra se dé como razón para acelerarlo un grado de tensión tal que provoca violencia doméstica. Pero, aunque cualquier proceso de disolución del matrimonio genera inevitablemente tensiones, ¿hasta qué punto es causa de violencia doméstica? En estos días, algunos titulares de prensa destacaban que un 35,8% de las víctimas de violencia doméstica del año pasado estaban en trámites de separación. Pero si uno va al cuerpo del artículo, descubre que el porcentaje se refiere al total de 70 mujeres que fueron asesinadas el año pasado por cónyuges, convivientes, novios o ex compañeros.

   Los agresores de esas 70 víctimas fueron los cónyuges en el 48,22% de los casos. Es decir, las que murieron a manos de su marido fueron unas 33 mujeres. Si el 35,8% de ellas estaban en proceso de separación, resulta que unas 12 mujeres murieron en este trance. Sólo a ellas podría haberlas beneficiado un proceso de ruptura matrimonial más rápido.

   Y si comparamos esos 12 casos con el total de separaciones de 2002 (73.500), encontramos que representan el 0,016% del total. La abrumadora mayoría de las rupturas matrimoniales pueden generar tensiones, pero no por eso desembocan en violencia doméstica. ¿Tiene sentido abogar por un cambio legal en función de casos claramente excepcionales?
   Ignacio Aréchaga. 2/06/2004.- Con la autorización de: www.aceprensa.com

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