La angustia de ser padres

La angustia de ser padres

   ¿Alguna vez te has sentido angustiado por el hecho de ser padre? Esta situación puede ocurrir en cualquier momento, cuando tenemos por primera vez un bebé en nuestras manos, cuando hemos de empezar a buscar colegio… pero sobre todo a medida que nuestros hijos se van haciendo mayores. ¿Te sientes abrumado por una responsabilidad que consideras desmesurada y que llega a paralizar tus actuaciones? Confiar en que siempre podemos mejorar nuestra actuación nos ayudará a superar la angustia.

   La educación que damos a nuestros hijos condiciona claramente sus percepciones, valores y relaciones con los demás. Y hay padres que cuando toman conciencia de este hecho se sienten abrumados por la responsabilidad. Algunos llegan incluso a angustiarse. También es relativamente frecuente que, a medida que tenemos más claro cuál es nuestro papel de padres, nos vayamos alejando de ese papel ideal. Afortunadamente, esta responsabilidad mal entendida puede transformarse en una actitud positiva. Basta cambiar el objetivo: en vez de considerar la posibilidad de llegar a ser una madre o un padre perfecto, intenta esforzarte para mejorar como padre, para aprender algunas estrategias educativas, para mejorar el ambiente familiar.

   Creo firmemente que aspirar a la perfección es una locura, y que compararnos con modelos utópicos e inexistentes es demoledor. En cambio, el propósito de esforzarse para mejorar es vivir nuestra vida con responsabilidad, es vivir una vida con sentido.

   Intentar ser perfectos produce angustia, aspirar a mejorar nos permite progresar

   Pero quizá todas estas afirmaciones puedan parecer un tanto filosóficas o fruto de ciertas elucubraciones. Quizá parezca que en la práctica no significan nada, pero en realidad son muy importantes porque pretenden despertar en nuestra conciencia de padres una actitud optimista. Pensemos que nada se puede lograr si no confiamos en ello. Confianza en nuestros propios medios y confianza en nuestros hijos.

   Lo que menos necesitan nuestros hijos es tener unos padres perfectos

   Por extraño que parezca, unos padres perfectos acaban por ser un modelo inimitable y, por tanto, descorazonador. Lo que necesitan nuestros hijos son padres responsables, que se esfuercen por ser mejores padres y mejores personas. Eso sí es imitable y esperanzador. Aquí tenemos el primer recurso educativo a nuestro alcance. Las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra.

   – «Es que yo no tengo paciencia» -me han contestado no pocos padres o madres cuando les proponía algún objetivo concreto. «No tengo tiempo» -decían otros. «No sé hacerlo», aún añadían.

   Todos ellos hablaban con sinceridad, pero en cambio sus respuestas y sus dudas eran ciertamente infundadas y fruto de la inseguridad que a veces produce la tarea de ser padres. He sido testimonio de centenares de niños, jóvenes, padres y madres que han demostrado que eran capaces de cambiar y de mejorar con su esfuerzo. No hay ninguna razón para pensar que nosotros no somos capaces de hacer otro tanto. Pero además, ¿cómo tendríamos la osadía de esperar que nuestros hijos mejoren y progresen si nosotros que somos mayores, más expertos y más fuertes no somos capaces de hacerlo?

   Aún añadiré más razones para levantar el ánimo. En la tarea de educar a nuestros hijos no estamos solos, contamos con la ayuda de diferentes personas o instituciones: de nuestra pareja, de instituciones educativas, de cursos de formación de padres, de libros, de revistas, de portales como éste…

   Es consolador que, para realizar nuestra tarea de padre o madre, contemos asimismo con la ayuda continuada y próxima de nuestra pareja. La importancia de esta ayuda la conocen muy bien los padres o madres que, por diversas circunstancias, tienen que desarrollar este trabajo en solitario, sin la ayuda de su pareja.

   Pero también contamos con otra ayuda continuada e interesada. Me refiero a la ayuda de nuestro propio hijo. Es frecuente que no pensemos en él como verdadero artífice de su educación, sino como una masa informe de arcilla a la que modelamos a nuestro antojo. Y, en cambio, es él quien, con nuestro apoyo, será el verdadero creador de su personalidad, además del primer interesado en hacerlo bien. Es una prueba de amor confiar en la persona amada, y es un requisito educativo confiar en que nuestro hijo puede esforzarse y progresar. Así pues, si contamos con él, seguramente dispondremos de un colaborador eficaz.

   Un amigo mío, muy mentalizado con la educación de sus hijos, me decía:

   – «Es que a mí, por desgracia, no me han enseñado a ser padre en ningún sitio, me he tenido que espabilar solo, y la verdad es que no hay muchos sitios adonde acudir».

   Para ser padres no se ha establecido un sistema de escuelas y de exámenes como para ser conductor, por ejemplo. No se exige acreditar una capacitación, por lo cual la mayoría de los futuros padres o madres no realizan una preparación previa. Los que se deciden a hacerlo tampoco lo tienen fácil, ya que escasean los centros de orientación, aunque existen algunas escuelas de padres a las que se puede acudir en busca de formación. También hay que contar con el asesoramiento continuado que ofrecen la mayoría de los centros educativos, a través de charlas o entrevistas.

   Los libros y revistas son otro medio de información al que podemos recurrir. Me gustaría que medios como el que permite que nos comuniquemos en este momento sirvan de consejeros eficaces sobre qué leer y dónde conseguirlo.

   José María Lahoz García Pedagogo (Orientador escolar y profesional), Profesor de Educación Primaria y de Psicología y Pedagogía en Secundaria
   Con la autorización de: www.solohijos.com
————-
Otros temas relacionados:
La responsabilidad de ser padres
¿Y quién ayuda a los padres?
Otros artículos sobre la FAMILIA
CD con 4 programas educativos: Lectura y ortografía, Valores humanos (1 y 2) e Inglés abierto

Enviar a un amigo

Un comentario sobre “La angustia de ser padres

Deja un comentario