Tengo un hijo con tics nerviosos

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Tu hijo ladea la cabeza con un gesto brusco cada dos por tres. Ha empezado a hacer este movimiento compulsivo de repente, sin motivo aparente. Se trata de un tic y te preguntas qué puede haberlo provocado. Los tics son movimientos involuntarios y repetitivos que el niño no puede controlar y que generalmente desaparecen en edad adulta. Ante todo, no te preocupes. La mayoría de los tics no suponen ningún problema para el niño y pueden desaparecer tan rápido como aparecen. Si se trata de un tic grave y persistente existen tratamientos que pueden erradicarlo.
   Si has notado que tu hijo hace el mismo gesto a cada momento o repite ciertas palabras que te sorprenden, es posible que tenga un tic nervioso. ¿Qué son los tics y por qué aparecen? A continuación te ofrecemos una sencilla guía sobre lo que puede estar ocurriendo a tu hijo y qué hacer al respecto:

   ¿Qué son los tics?

Son movimientos o emisiones de sonidos o palabras involuntarias, repentinos, de corta duración, repetitivos y estereotipados, es decir, que siempre se producen de la misma manera. Por ejemplo, hacer la misma mueca con la boca. La frecuencia y la intensidad de los tics pueden variar durante el día. Los tics suelen aparecer entorno a los seis años, y son más frecuentes en los niños que en las niñas. Se presentan de manera más acusada cuando vivimos en condiciones de estrés, ansiedad, enfado o fatiga, pero también cuando anticipamos algún hecho agradable. Aumentan en presencia de familiares, amigos íntimos y cuando uno está solo, sobre todo a últimas horas de la tarde, simplemente porque estamos cansados y no hace falta disimular. Los tics desaparecen o disminuyen mientras dormimos y se reducen en presencia de desconocidos y durante la ejecución de actividades absorbentes y tranquilas, como reparar un objeto o tocar un instrumento.

   Tipos de tics

Los tics faciales son los más frecuentes: parpadear, sacar la lengua, movimiento de la barbilla, fruncimiento de cejas… Los tics del cuello son: cabeceo, rotación, negación y salutación. En cuanto a la zona de las extremidades superiores nos encontramos con los tics de encogimiento de hombros, de los brazos, las manos o los dedos. Por último, los tics respiratorios y de fonación: resoplar, sonarse, toser, bostezar, soplar, gruñir, movimientos con la lengua, ruidos con la boca, etc. También debemos distinguir los tics por su duración. Hay tics transitorios (son los más frecuentes y desaparecen espontáneamente) y tics crónicos (duraderos y generalmente asociados a otros trastornos).

   ¿Cómo debemos tratar al niño?

Debes tener en cuenta que los tics pueden responder a múltiples factores. Es posible que tú o tu pareja también hayáis sufrido un tic en algún momento de vuestra vida. Este tipo de trastorno tiene una fuerte influencia genética, pero no te sientas culpable si tu hijo presenta algún tic. Seguramente será pasajero y no tendrá ninguna consecuencia para el niño. También es posible que el tic aparezca por motivos neurológicos, ambientales o de aprendizaje, aunque lo más probable es que tu hijo esté pasando por una situación de estrés, cansancio, tensión o disgusto y responda con un tic para exteriorizar su nerviosismo. En cualquier caso, no le des mayor importancia. Si crees que tu hijo tiene un tic grave, que no desaparece con el tiempo o que comporta dificultades de aprendizaje, hiperactividad u obsesiones, acude a un profesional (neurólogo, psicólogo, psiquiatra). El especialista te indicará qué hacer en tu caso particular. En general:

No castigues ni recrimines a tu hijo aunque creas que su tic es muy provocativo y exagerado. Es aconsejable no dar importancia a los tics, no debes ni reprimirlos ni desorbitarlos.

Tu hijo ni es consciente ni controla su tic nervioso y le podemos provocar sentimientos de rechazo e inseguridad. Los tics son conductas involuntarias, no están dirigidos a fastidiar a nadie.El tic supone una especie de descarga cuando el niño está tenso o en una situación de estrés o nerviosismo.No es raro que la vergüenza o el sentimiento de culpabilidad acompañen al tic, sentimiento que puede verse reforzado por la actitud del entorno.Además de observar los tics o problemas generales de tu hijo es esencial que sepas destacar sus talentos y habilidades para favorecer su autoestima.Si los tics comportan problemas sociales, ayúdale a llevar una vida lo más normalizada posible. Es importante animar a profesores, compañeros y personas que se relacionan con tu hijo para saber en qué consiste el trastorno, para intentar que eviten comentarios o acciones que pretendan ridiculizarlo.Tu hijo es el protagonista y tiene derecho a recibir ciertas explicaciones adecuadas a su edad, sobre todo si decidís ponerlo en tratamiento.Si os encontráis en una situación formal o tu hijo está en clase, permítele algún momento de descanso para que pueda desinhibirse, en caso contrario acumula tensión y la descarga posterior, en forma de tics, es muy intensa. Por ejemplo, puedes hablar con el profesor para que le dé alguna responsabilidad y, de vez en cuando, lo haga ir a su despacho a buscar cualquier cosa. No sólo servirá para que el niño descanse sino también para evitar posibles bromas o insultos por parte de sus compañeros.No permitas que vuestra vida familiar y de pareja gire entorno a estos tics. Seguro que ayudaréis más a vuestro hijo si todos estáis en buenas condiciones físicas y anímicas.

   ¿Debemos poner a nuestro hijo en tratamiento?

Para que la respuesta sea afirmativa es necesario, no sólo que haya tics, si no que éstos interfieran de manera notable en la esfera personal, familiar, social y/o escolar. Existen tics simples como parpadear, abrir la boca, aclararse la garganta… Si observáis este tipo de tics no os preocupéis, seguramente no tendrán más trascendencia. Estos tipos son muy variables. Cambian en intensidad, frecuencia y localización, pueden aparecer y desaparecer en diferentes edades y normalmente antes de la edad adulta. También hay tics más ostentosos externamente, que tampoco tienen consecuencias graves en el niño, como saltar, oler objetos, decir palabras obscenas, insultos… pero que pueden afectar directamente a otras personas. En ese caso hay que controlar con mayor intensidad la situación o contexto en el que se encuentre el niño.

   ¿Cuáles son los posibles tratamientos?

Si estáis preocupados por estos tics, sea cual sea la razón, lo mejor es hacer una exploración médica simple para descartar cualquier problema. La exploración determinará si el niño tiene algún problema neurológico, psicológico o de otro tipo. En el caso de que el especialista lo crea necesario existen varias opciones de tratamiento.

Existe un tratamiento farmacológio recomendado para casos graves, pero es imprescindible que lo prescriba y controle un especialista. Hay que tener en cuenta que el tratamiento farmacológico tiene muchas veces importantes efectos secundarios y puede ser contraproducente en niños de corta edad.

El tratamiento psicológico: Existen varias técnicas para que el niño tome conciencia de sus tics y tenga más herramientas para controlarlos. El método más efectivo es el «procedimiento de inversión de hábito», que consiste en sustituir el tic por otro gesto. Antes de empezar este tratamiento, el niño (o sus padres si todavía no tiene edad suficiente para hacerlo) llevará un registro diario de la frecuencia y momentos del día en que aparecen los tics. Este autorregistro permite que el niño tome conciencia de los tics, imprescindible para empezar a controlarlos. Después de esta observación se aplican otras técnicas y, por último, el niño intenta (con ayuda del especialista) sustituir el tic por otro movimiento que controle de manera consciente. Esta técnica es compleja y requiere dedicación y fuerza de voluntad.

Difícilmente podrás poner en práctica estos complejos métodos psicológicos en casa, aunque existe otro tipo de técnicas que sí puedes enseñar a tu hijo, por ejemplo técnicas de relajación. La tensión y los nervios agravan los tics. Puedes explicar al niño sencillos métodos para tranquilizarse: Adoptar una postura relajante (tanto como lo permita la situación) y espirar lentamente cada toma de aire. Existen varias técnicas de respiración que puedes aprendes para después explicarlas a tu hijo.Relajar los músculos, sobre todo de la zona donde se produce el tic (zona del cuello y la cabeza, brazos…)Crear imágenes visuales que el niño relacione con la tranquilidad. Debes hacerlo tú, hablando a tu hijo en voz alta y describiendo el objeto: el mar sereno, un desierto ‘suave’, etc.

En definitiva, tener un tic puede no tener ninguna importancia siempre y cuando no resulte un impedimento para llevar una vida normalizada. Espera un tiempo, y si observas en tu hijo un tic grave y persistente acude a un especialista. Los tics más frecuentes son los relacionados con ciertos hábitos nerviosos y desaparecen espontáneamente.

Montse Barceló Moreso.- Licenciada en Psicología
Con la autorización de: www.solohijos.com
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Tics nerviosos en los niños

64 comentarios sobre “Tengo un hijo con tics nerviosos

  1. Muy buenas tardes, tengo una pregunta que me inquieta mucho, tengo un sobrino ahijado que desde recién nacido ponía su cabecita rígida, con el tiempo esa rigidez desapareció pero ahora hemos notado un tics demasiado persistente con su cabeza la cual en momentos no para, como si estuviera manifestando un no, siempre lo hace, (movimientos de izquierda a derecha) persistente por cortos periodos, pensamos que rea algún tipo de manía, pero no creo, podrían aclarar…

  2. Hola Amigos Tengo 12 años y Tengo 1 tic que se trata de sacudir el cuello fuerte como decir que si Porfavor ayudenme que debo hacer lo controlo pero poco que hago porfa c:

  3. mi niña de 8 años desde hace 10 dias gira mucho los ojos hacia arriba com enfada el pedriata dise que es normal estoy muy preucupado es que no se donde acudir para que me de un diagnostico

    1. mi niña de 8 años desde hace 10 dias gira mucho los ojos hacia arriba com enfada el pedriata dise que es normal estoy muy preucupado es que no se donde acudir para que me de un diagnostico

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